Mi vida, como las vías del tren, los tablones, las personas que con el tiempo se dejan atrás y que cada vez se ven desde más lejos, los hierros las personas que han dirigido mi vida, y que me sostienen, ese hierro que aunque se oxide, seguirá ahí por mucho tiempo, y el ferrocarril, aquellos momentos que he pasado, de locura, de risa, de llanto, de amor, de odio.
Gracias por sostenerme y dirigirme.
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