6/25/2010

Euforia...


Un látigo eletectrizante me sacudió desde mi espina dorsal hasta la punta de la nuca. Los vellos se me erizaron. Los pies me hormigueaban. Mis pupilas se dilataron. Los párpados se abrieron. La luz del sol me cegó, pero no me importaba. Sentía que me iba a comer el mundo, era una noticia tan sumamente buena que tenía que decírselo a todo el mundo.
Sé que estoy montando una montaña de un grano de arena, pero, ¿y qué?
Hoy soy feliz, hoy no dejaré que nada ni nadie me joda, ni siquiera que haga el intento, hoy es mi gran día, y el de muchas personas que, día a día, me demuestran que están siempre ahí.

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